La formación permanente del profesorado, desde una perspectiva inclusiva de la diversidad, hemos de favorecer procesos de formación desde los propios centros escolares, a partir de estrategias de investigación-acción y resolución conjunta de problemas. Es fundamental concebir la escuela como unidad de cambio y no al profesorado aislado, favorecer su autonomía y participación, tomando conciencia de su papel fundamental como agente de cambio y enfatizando la necesidad de crear redes de apoyo interno y externo a la escuela. La creación de grupos colaborativos que permitan el intercambio de conocimiento profesional, perspectivas y habilidades entre profesionales han demostrado su eficacia para aumentar las conductas efectivas de enseñanza, mejorar la autoestima y el sentido de la profesionalidad innovadora y la gestión de los conflictos en el aula (Durán y Miquel, 2004).
Así pues, una formación del profesorado atenta a la diversidad permitirá una mayor eficacia en el uso diversificado de metodologías, agrupamientos, materiales didácticos y sistemas de evaluación. Pero sobre todo favorecerá el trabajo docente en equipo y una visión transformadora global de la escuela como institución educativa inclusiva.
Les comparto el trabajo desarrollado por los alumnos de 4 Año en sus Practicas Rotativas
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